Se supone que no hable de ésto?, no lo sé, no sé con cuanta libertad me sienta hoy, pero lo intentaré.
Hoy es mi primer día de trabajo, después de mis vacaciones, estuve fuera de Huatabampo exactamente catorce días y aproximadamente catorce horas, mis vacaciones empezaron el día sábado tres de agosto y partí el día domingo cuatro.
Todo fue un tanto rápido, una llamada, una aceptación y una incertidumbre enorme de lo que pasaría, pero al final el automóvil fuera de mi casa y yo abordándolo con mis dos maletas que anunciaban un «no pronto regreso», me hizo pensar que todo sería maravilloso, y lo fue.
Llegamos a destino ya en la madrugada del lunes, después de varias paradas para estirar las piernas y a cenar. Estuve en una ciudad que sólo era «otra ciudad» con un clima que la hacía ver agradable, con una compañía que la hacía ver hermosa, nunca me molestó tener que levantarme temprano para lavar la ropa que habíamos usado el día anterior, preparar el desayuno y comerlo en una mesa redonda, teniendo en frente a la única persona que me hace creer, sentir y pensar que el tiempo se ha detenido, y que no cambiaría su compañía ni por el mayor de los tesoros, porque él en sí lo es.
Mi día iniciaba temprano y terminaba tarde, invariablemente tomando de almohada no la tradicional, sino una mucho más cálida y poco convencional, las horas transcurrían rápido, los días pronto se convertían en noches.
En estas vacaciones experimenté sensaciones nuevas, sentimientos que no creí que podrían existir; viaje por el sistema solar acompañada de mi hijo y de él, en una ford ranger de caja extralarga, Ángel fue el guía mientras bajabamos de los anillos de saturno y nos colabamos a marte por una calle empinada, mientras los pasos a desnivel y los tuneles me confundían, él decía con su pequeño índice señalando en alguna parte del mapa, que nunca aprendí a leer, estamos aquí, mientras esperaba la afirmación de nuestro guía, salíamos a trabajar y volvíamos a casa justo a tiempo para preparar la camida, y justo a las 3:30 llegaba él y su prima a comer.
En estas vacacione todos fuimos super héroes, y de vez en cuando super villanos, aprendimos que es más divertido el hockey de mesa cuando pierdes si eso trae aparejada la infantil carcajada de tu pequeño adversario.
En estas vacaciones aprendí que puedo ser inmensamente feliz con muy poco, aprendí que puedo ser feliz teniendo a mi lado a sólo dos personas, aprendí que una tarjeta del FUN y cincuenta pesos, pueden darme más que sólo diversión, aprendí que mi hijo odia el cine y prefiere ir a visitar el planeta de la justicia, con su nueva amiga a la que quiere cuarenta y sesenta mil, aprendí que para ser un héroe no necesitas capa ni super poderes, sólo estar dispuesto a escalar una resbalidilla «muy inclinada» si un niño esta llorando de miedo en la cima, sobre todo si ese niño es mi hijo, y sobre todo si ese niño se prende de tu cuello en cuanto te ve acercarte, sobre todo si al ir caminando por la calle te toma de la mano y tú haces lo mismo, sobre todo si has aprendido a concerlo y negociar con él.
Estas vacaciones han sido por mucho las mejores que he tenido en mi vida, comprendí que no es posible negar las obviedades, que no es posible mentir con los labios cuando los ojos ya han respondido, comprendí que no importa donde esté siempre estaré pensando en la maravillosa persona que me ha enseñado y hecho comprender infinidad de cosas. También comprendí que para demostrar cariño, afecto o amistad no necesitas mucho tiempo, basta con pasar un par de días con las personas para darte cuenta si son tus amigos, si hay cariño.
Y entre tantas cosas les dejo el sabio consejo de mi mejor amiga «no vale la pena postergar aquello que sabemos ineludible; no vale la pena perder tiempo esperando, no esperes busca lo que quieres».
Sé que no hay muchas personas que leen este blog, pero si sé que hay alguien en especial que lo hace.